Altamar

Navegar el cuerpo
como quien se entrega
al agua en altamar.
Entre algas y arena,
hundirse 
dejar que la corriente
se deslice entre las piernas,
cual manos verdiazules 
inventadas por las olas.

Llamar amor al amor
y mar al mar
darle a cada palabra 
la amplitud suficiente
sin necesidad de distinguir
sus componentes
sintácticos,
semánticos,
figurativos,
nominales,
o temporales.

Branquialmente respirar
bocanadas de colores,
permitir el ardor de sol y sal,
hasta que, cual caracola,
el canto esté adentro.

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