Primer día hábil de mayo


Lleva 

            la lluvia 

                            lloviendo
tantos días
que se me va olvidando
lo que es caminar bajo el sol.

Lo agradezco profundamente.

Mientras tomo un café caliente,
dejo a esta escritura
– al pensamiento –
ablandar, en remojo.

No sale nada.

Solo la rabia constante
que deforma
colores, sonidos, formas.

En diecisiete días
conmemoramos un terremoto
y yo no logro reparar
ni vigas ni paredes.

Suelto, agarro,
suelto de nuevo.

Como si el ejercicio me dejara
comprender algo que aún no existe.

Abandono.

Suena Bach.

Caliento el tercer café
del primer día hábil de mayo.



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