Cartas entusadas pt. 2

Acabo de caer en cuenta de que vos querías que renunciara a algo
para ser digna.

¿Digna de qué mierdas?, te pregunto.

Siempre ese tira y afloje,
buscándome la liviandad.

Te la presento:

Mi desborde es escribir dramáticamente,
sin mayor profundidad,
esto.

No voy a dormir en una residencia tres días.
No voy a perder (la) conciencia
ni cantar a José Alfredo en el centro.
No voy a darle un billete -de ninguna denominación- a tu fantasía.
No voy a caer en un hoyo de deuda
por vos.

Buscale la caída al ciego,
a ver si te cae un bastonazo, digo yo.

No entiendo la necesidad
de desear la indignidad -la que sea-
mientras citás a Beauvoir.

Andá más bien
y revisá si las cucarachas debajo de la cama
o tu casa cerrada
siguen apoyándote la inseguridad,
cubriéndole la espalda
al terror
de una buena llovizna
después de una tarde de sol.

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