La simpleza de habitar el mundo
La tierra se parece toda a sí misma.
Las flores que vuelan y la niebla, las copitas y las llamas.
Todos hechos de lo mismo.
La cuaresma en su máxima y más esperanzadora expresión.
Las lágrimas y el río, que no paran una vez empiezan
el silencio de las entrañas
el continuo nadar por cuerpos de agua y sangre
polvo, de estrellas o de caminos, igual.
La piel de la espalda es la piel de la espalda
y poco importa si es de gato, árbol o la tuya
La caricia es una, viento, agua o sol.
La tierra se parece toda a sí misma
Todas las manos
Todos los ojos
Toda la piel
Y toda la tierra, toda soy yo.
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