Intermitencias


Poco a poco no quiero saberte ni vivo ni muerto.
La angustia de quien no gana.
La desazón del abismo entre el ensueño y el despertar,
los dedos volviendo a pisar la tierra,
la humedad del viento en la nariz y la lengua.

Todo tan real 
como tu necesidad de sostener
los hilos
las miradas
las palabras
los besos

Y yo, con esta brocha lenta que limpia con todo cuidado
piedras, 
restos, 
ladrillos, 
mosaicos,
 huesos...
Todo en un mismo montón:

puede-que
tal-vez
 sólo-hace-falta-que.

Y mientras tanto el recuerdo de mí misma contra el viento,
bajo el verde de las hojas,
en el camino nuevo, nuevo, nuevo,
ante la mirada de tantos colores y sonrisas por descifrar.

Me recuerdo sola, cruzando un puente
yo y el amargo dulzón de la cerveza
y tú
como una luz, una sombra,
en la calle de noche
faro o tormenta

y nuevamente en la piel
sólo la calidez del sol.


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