Pro fémina - Carolyn Kizer
Uno De Sapho a mí misma, considero el destino de las mujeres. ¡Qué poco femenino discutirlo! Como un corbatín de cabuya o de albatros. Clínicamente nos llaman "bragueta de armar". No escuches estos epítetos; yo misma he libado algunas mieles. Juvenal nos apartó por nuestros defectos Que crecieron, también, por el aislamiento: Mujeres que abusaron de sus esposos, los traicionaron, incluso planearon envenenarlos. Sintiendo, tras la violencia de su trato, ("¿Crees que estoy loco o borracho?") su inversión emocional, Mientras perdonamos a Strindberg y a Nietzsche, perdonamos a todos los que no nos olvidan. Somos hienas. Si, lo admitimos. Mientras los hombres debaten cortésmente el libre albedrío, nosotras lo hemos rugido, Rugiendo aún, siguiéndole el ritmo a los siglos, heroínas trágicas. Algunas, que se sentaron calladamente con su bordado en la esquina fueron Defarges, acuchillando la lana con los nombres de sus antiguos opresores, que gobernaron por el divino derec...