La última hoja - Wendell

La última hoja
(Oliver Wendell Holmes Sr.)

Lo vi una vez antes,
cuando pasó por la puerta.
Y nuevamente
las piedras del pavimento resuenan
mientras se tambalea por el suelo
con su bastón.

Dicen que en su auge,
antes de que la podadera del Tiempo
lo cortó,
No se encontraba un hombre mejor
Por el Pregonero en su ronda
por la ciudad.

Pero ahora camina por las calles,
y mira a todos que encuentra,
triste y pálido,
y sacude su débil cabeza,
tal como si hubiera dicho:
"Se han ido".

Los mármoles cubiertos de musgo descansan
sobre los labios en su floración que
él había presionado
y los nombres que le encantaba escuchar
han sido grabados durante muchos años
en la tumba.

Mi abuelita me ha dicho—
Pobrecita, hace mucho
falleció—
Que él tenía nariz romana,
y que su mejilla era como una rosa
en la nieve;

Pero ahora su nariz es delgada
y descansa sobre su barbilla
como un bastón,
y él tiene una curva en su espalda,
y un crujido melancólico
en su risa.

Sé que es pecado
sentarme y sonreírle
aquí;
¡Pero el viejo sombrero de tres picos,
los pantalones y demás,
son tan extraños!

Y si yo viviera para ser
la última hoja del árbol
en la primavera,
que sonrían, como lo hago ahora,
a la vieja rama abandonada
donde me aferro.



The Last Leaf
(Oliver Wendell Holmes Sr.)

I saw him once before,
As he passed by the door,
And again
The pavement stones resound,
As he totters o’er the ground
With his cane.

They say that in his prime,
Ere the pruning-knife of Time
Cut him down,
Not a better man was found
By the Crier on his round
Through the town.

But now he walks the streets,
And looks at all he meets
Sad and wan,
And he shakes his feeble head,
That it seems as if he said,
“They are gone.”

The mossy marbles rest
On the lips that he has prest
In their bloom,
And the names he loved to hear
Have been carved for many a year
On the tomb.

My grandmamma has said—
Poor old lady, she is dead
Long ago—
That he had a Roman nose,
And his cheek was like a rose
In the snow;

But now his nose is thin,
And it rests upon his chin
Like a staff,
And a crook is in his back,
And a melancholy crack
In his laugh.

I know it is a sin
For me to sit and grin
At him here;
But the old three-cornered hat,
And the breeches, and all that,
Are so queer!

And if I should live to be
The last leaf upon the tree
In the spring,
Let them smile, as I do now,
At the old forsaken bough
Where I cling.

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