Bienaventuradas aquellas
Bienaventuradas aquellas
que nunca pensaron en culo o en tetas,
en la piel con bultitos como dunas,
en lo altas o bajas.
Esas bendecidas de Dios
a las que se les permitió el goce,
la erudición, el diálogo.
Poderosas, fuertes, completas.
Con estrías o sin ellas,
ni se detienen en nombrarlas.
Las medievalistas,
las flautistas,
las teatreras,
las monjas de clausura o apostólicas.
Las que nunca lloraron
en un tren o en el bus,
las que pudieron dar el paso
sin pensar en las consecuencias.
Comentarios
Publicar un comentario