Aim no cuin
Qué lugar debe habitar uno
para preguntarse por la angustia,
por eso que significa estar vivo.
Para sentarse por horas
a buscar un poema,
un artículo en la hemeroteca,
seguirle la pista
a los pseudónimos infinitos
de cuanta Pessoa exista.
Quiénes deben
tomar la esponja,
guardar los platos,
poner las cáscaras en bolsas,
tomar las del vecindario
y llevarlas hasta
el terreno de sacrificio,
al basurero.
En cuántas manos delegamos
las caricias,
en cuántas bocas
las canciones,
para permitirnos,
con algo de tranquilidad,
pensar en el ritmo, el motivo, la sinécdoque,
o más simple,
el color, el tipo de letra.
Y si creáramos, por lo menos,
la bruma de la madrugada
Pero nos leemos…
y ni una imagen nueva entre
el Eclesiastés y los rizomas
de Deleuze y Guattari
In other words...
Somos
el que siembra y el que poda,
la que aborta y alimenta.
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