El último poema

El último poema

(Kamal Nasser)

Querida, si acaso te llega aviso de mi muerte

mientras, sola, acaricias a mi único hijo

esperando ansiosamente mi regreso,

no llores por mí,

porque en mi patria

la vida es degradación y heridas

y en mis ojos clama la llamada del peligro.

Querida, si te llega aviso de mi muerte

y los amantes gritan:

“El leal se ha ido, su rostro se ha ido para siempre,

y la fragancia ha muerto en el seno de la flor,”

no llores . . . sonríe a la vida

y dile a mi niño, a mi amado,

“Las esquinas sombrías del ser de tu padre

han sido tocadas por las visiones de su pueblo,

pensamientos fragmentados que dibujaron su camino

mientras era testigo de las heridas de la opresión.

En rebelión se puso una meta:

Se hizo mártir, sublimó su ser

cambió sus oraciones,

profundizó sus rasgos e improvisó.

En la larga lucha su sangre fluyó y

su altísima visión se desdobló sacudiendo hasta las mismas bases del destino.”

Si te llegan malas nuevas y nuestros amigos acuden a ti,

con los ojos llenos de cauta preocupación,

sonríeles con bondad,

porque mi muerte nos traerá vida;

Los sueños de mi pueblo son el santuario

en el que oro y por el que vivo.

El éxtasis de la creación calienta mi ser, gritando de alegría,

llenándome de amor, día tras día,

envolviendo las luchas de mi alma y mi cuerpo.

Inmortalizado estoy en los corazones de mis amigos

vivo sólo en los pensamientos y recuerdos de los demás.

Querida, si escuchas malas nuevas y temes por mí,

si te estremeces y tus mejillas palidecen,

tan pálidas como la cara de la luna,

no permitas que te mire, ni

que se deleite con la belleza de tu mirada,

porque tengo celos de su luz.

Dile a mi niño que lo amo,

que he probado la alegría de dar

y mi corazón saborea las heridas del sacrificio.

No le queda nada

salvo los suspiros de mi canción . . . salvo los restos de mi laúd

que yacen amontonados y esparcidos en nuestra casa.

Dile a mi niño que si alguna vez visita mi tumba

y anhela mi recuerdo,

dile que algún día regresaré

a recoger los frutos.





The Last Poem

(Kamal Nasser)

Beloved, if perchance word of my death reaches you
As, alone, you fondle my only child
Eagerly awaiting my return,
Shed no tears in sorrow for me
For in my homeland
Life is degradation and wounds
And in my eyes the call of danger rings.
Beloved, if word of my death reaches you
And the lovers cry out:
The loyal one has departed, his visage gone forever,
And fragrance has died within the bosom of the flower
Shed no tears . . . smile on life
And tell my only one, my loved one,
The dark recesses of your father's being
Have been touched by visions of his people.
Splintered thoughts bestowed his path
As he witnessed the wounds of oppression.
In revolt, he set himself a goal
He became a martyr, sublimated his being even changed his prayers
Deepened their features and improvised
And in the long struggle his blood flowed
His lofty vision unfolded shaking even destiny.
If news reaches you, and friends come to you,
Their eyes filled with cautious concern
Smile to them in kindness
For my death will bring life to all;
My people's dreams are my shrine at which I pray, for which I live.
The ecstacy of creation warms my being, shouting of joy,
Filling me with love, as day follows day,
Enveloping my struggling soul and body.
Immortalized am I in the hearts of friends
I live only in others' thoughts and memories.
Beloved, if word reaches you and you fear for me
Should you shudder and your cheeks grow pale
As pale as the face of the moon,
Allow it not to look upon you, nor feast on the beauty of your gaze
For I am jealous of the light of the moon.
Tell my only one, for I love him,
That I have tasted the joy of giving
And my heart relishes the wounds of sacrifice.
There is nothing left for him
Save the sighs from my song . . .
Save the remnants of my lute
Lying piled and scattered in our house.
Tell my only one if he ever visits my grave
And yearns for my memory,
Tell him one day that I shall return
- to pick the fruits.

Comentarios

Entradas populares