Nones


Un temblor que reacciona al recuerdo, me contó una historia en el vientre.
Como golpe de bongó rompiendo la tierra
Su carrera se hizo pulsación atrapada en la garganta.
Lo que iba a ser voz devino en apenas silbido,
que, sin llegar a ser soplo, quizo atravesar cordilleras.

Es que no muere aún en mis poros sedientos de sal,
La sonrisa de tierra en la que sembraron mis ojos.
Queda esa voz entre mis piernas cansadas,
vibrando aún en una caricia de papel amarillo bajo tinta violeta.

Afuera el guayabo espera a los pájaros
Las hojas se amarillan, oscurecen y caen
Y hay fotos, y letras, y algún llamado a la razón
perdidos en los pasillos de algún aeropuerto.



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