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Mostrando entradas de enero, 2025

Ella piensa evitarlo/She Considers Evading Him - Margaret Atwood

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Puedo cambiarme a mí misma más facilmente de lo que podría cambiarte. Podría desarrollar corteza y ser un arbusto O retroceder en el tiempo hasta ser la mujer que dejó  su imagen en las ruinas de la cueva,  el vientre lleno, fértil la cara una perlita, un bulto, reina de las termitas o (mejor) adelantarme, camuflarme en los nudillos y los velos púrpura y estriados de las ancianas, tornarme artrítica y gentil. o un giro más allá: desplomarme a través de tu cama, apretando mi corazón y cubrir con la sábana nostalgica  mi sonrisa de despedida lo que sería inconveniente pero definitivo She Considers Evading Him  I can change my- self more easily than I can change you I could grow bark and become a shrub or switch back in time to the woman image left in cave rubble, the drowned stomach bulged with fertility, face a tiny bead, a lump, queen of the termites or (better) speed myself up, disguise myself in the knuckles and purple-veined veils of old ladies, become arthritic a...

Él/Him - Margaret Atwood

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Cada vez que le abres la puerta es prácticamente lo mismo: como si viniera de otro planeta, se queda ahí, medio cegado por la luz repentina, como si la irradiaras desde adentro, como si él fuera su propia y oscura materia de gravedad cero y recién hubiera aterrizado y tú fueras la tierra. Él sabe que tiene que hacer su saludo extraterrestre, tu también, será cortés, y raro, por sus dificultades con el lenguaje. Vengo en paz,  quisieras sugerir, pero no. Está ya muy ansioso. Es la manera en la que inclina su cabeza, mirando el suelo, habiéndote mirado primero con unos ojos tan desprotegidos y cándidos que no pudiste devolverle la mirada. Como muchos otros hombres tristes, solo quiere ser aceptado. Acogido. Estás cansada de la tristeza del hombre. Ha sido usada en tí demasiadas veces, tristeza como una llave torpe de plomero, una herramienta para forzar el agua. La tristeza te ha sido ofrecida como esa buena razón para hacer todo tipo de cosas. No la está ofreciendo. No es un hombre ...
Se deslizó la ternura  entre tu cadera y mi espalda, y yo olvidé la soberanía de las naciones. Volví a pensar lo que ya sé imposible:  navegar el río sin un pedacito de icopor. Me recorrió la ternura,  esa que tenías escondida. Yo aproveché el descuido. La llevé a pasear lejos  de tristezas y certezas; le ofrecí mis canas, risas y besos, la reanimé en tus condiciones: cañaduzales, palabras y flores. Tres noches fue mía.  Y en la última madrugada, temblorosa luna de agua, te la devolví con un beso en la frente. La lloré una montaña  y tres carros rojos. Los besos son, en últimas,  aliento divino, forja inmortal de los bosques bajo las espigas.

Preludio en gris mayor- Prelude in Grey Major (Christian Wiman)

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  Melancolía , la palabra más bella, como el sonido que un instrumento antiguo desentierra o entierra, fusión de gruta y nube. O cielo , si lo piensas, tan cercana a puedo, redondeando la boca, el sonido no sólo la forma en sí, sino el espacio en el que flotan colinas amables, un hogar a lo lejos, luego todo un otoño lleno de un sol frío y colores que se quiebran bajo cada uno de mis pasos, Considerar la larga y polar O de sola , que tiene su propia belleza, y una silente ola , escondida como la foca que vi en el estrecho de San Juan cuando la manada de ballenas asesinas pasaba entre las rocas. Otra vida, dicen, aunque siempre sea solo una, donde sonido y mente están tan misteriosamente alineadas que es difícil saber si el recuerdo de la alarma de baja visibilidad es real o si es solo un sonido que se forja en el recuerdo. No estaba solo, eso sí sé, aunque no había nadie conmigo, oleajes tiernos, niebla rasgándose y uniéndose de nuevo, y todas las gradaciones de grises como la mela...

Rehusarse al silencio - Refusing Silence (Tess Gallagher)

Con el corazón temblando en tu reino de hojas cerca al bautismo, nunca te insistí. Admito,  lo postergué. Fui la Emperatriz de la Postergación. Pero ya no es posible más suspenso. En la rama sagrada de mi única voz: insisto.  Insisto por todas nosotras, que es el trabajo  de la voz, y especialmente  del poeta. ¿Para qué más estoy, cuál es mi lugar si no insisto? Hay mensajes esperando a ser enviados. Reuniones y canciones porque necesitamos  insistir. ¿Para qué mas  existimos? ¿Para qué más somos necesarios? Refusing Silence Heartbeat trembling your kingdom of leaves near the ceremony of water, I never insisted on you. I admit I delayed. I was the Empress of Delay. But it can’t be put off now. On the sacred branch of my only voice – I insist. Insist for us all, which is the job of the voice, and especially of the poet. Else what am I for, what use am I if I don’t insist? There are messages to send. Gatherings and songs. Because we need to insist. Else what ...

To Big D, in the Key of Cake

I want a Cake-song-like-poem, one that burns my body like your Arizona eyes. Free, yet in complete anguish, with the drama allowed only in young adults, or in divorcees, or when you are a poet, or a painter— a graphic designer will do, too. I want to translate the anonymity I felt in your Mustang, or the blush my body held in my never-to-be-husband’s arms. It’s the memory of warm, quiet smoke curling in front of our house. I won’t be near those never again in my life. South Mountain is just blurry. Downtown Tempe and its river lights slip behind my heels— except for the wind while driving, and the radio telling me about a fast car. I’m just a very good scorpio never really sure about the outcomes or the incomes, but— All I know is, I need a Cake-song-like-poem to make my body burn.

Estrellas de invierno - Winter Stars (Larry Levis)

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 (special thanks to Jared Beloff, for the Bsky recommendation) Mi padre le rompió una vez la mano a un hombre sobre el tubo de escape de un tractor John Deere. El hombre, Rubén Vásquez, quería matar a su propio padre con un cuchillo de fruta afilado, y tomó  la parte curva de la punta, suavemente, entre sus dos primeros dedos, para poder cortar horizontalmente y con una gracia sorprendente, a través de la garganta. Fue como un espolón centelleante en la mano y, por un momento, la luz se quedó congelada en las enredaderas. Cuando todo acabó, mi padre solo entró y almorzó, y luego, como siempre, se quedó tranquilo en la oscuridad, escuchando música. Nunca se habló al respecto. Nunca entendí como podría alguien arriesgar su vida, y luego escuchar a Vivaldi. Algunas veces, salgo a este patio de noche, y miro a través de las ramas húmedas de un roble en inverno, y me doy cuenta que estoy mirando a las estrellas de nuevo. Una bruma delgada de ellas, brillando y persistiendo. Antes m...